El estudio de los vestigios que han dejado especies que habitaron la Tierra millones de años atrás ha
permitido, junto con los avances científicos y tecnológicos, comprender de mejor manera cómo ha ido
evolucionando la vida en el planeta. Estos son alguno tipos de evidencias:
Biogegrafía: Darwin (Naturalista Ingles) escribió que todo aquel que tome en cuenta los datos biogeográficos debe sorprenderse por el misterioso patrón de agrupamiento entre las que denominó “íntimamente afines”, es decir criaturas similares que comparten más o menos el mismo diseño corporal, dichas especies afines tienden a encontrase en el mismo continente.
Embriología: En todas las especies se encuentran características ancestrales similares en el desarrollo embrionario, y que desaparecen durante dicho proceso. Por ejemplo, las etapas iniciales de todos los embriones de mamíferos son muy parecidas a las de peces, anfibios y reptiles
Registro fósil: Los fósiles son los restos o señales de la actividad de organismos pretéritos. Dichos restos, conservados en las rocas sedimentarias, pueden haber sufrido transformaciones en su composición o deformaciones más o menos intensas. La ciencia que se ocupa del estudio de los fósiles es la Paleontología. El conjunto de fósiles existentes recibe el nombre de registro fósil, del que es posible obtener información acerca de los organismos del pasado, además de los procesos que intervienen en la formación de las
rocas.
Evolución molecular: es el proceso de cambio en la composición de la secuencia de celulares moléculas tales como ADN , ARN y proteínas a través de generaciones. Además, mediante herramientas moleculares se han demostrado similitudes entre los organismos en sus secuencias de genes y proteínas, determinando su relación evolutiva. Estas evidencias moleculares, soportan la teoría de la evolución, ya que, las modificaciones por Darwin son en realidad el resultado de mutaciones en nuestros genes, y por ende, en nuestras proteínas las causales de los rasgos físicos en los organismos.